Casa de máquinas

Un imponente edificio preside el conjunto del Pozo San Luis (BIC): es la Casa de Máquinas, excelente ejemplo de arquitectura culta al servicio de la industria.
Construida en 1930, forma un binomio inseparable junto con el castillete que se sitúa frente a su fachada, en la que se abren grandes ventanales y que consta de un cuerpo central enmarcado por otros dos simétricos, siendo posterior -de 1945- y más sencillo el de la izquierda respecto al de la derecha. Esas alas rematan en frontones escalonados y pináculos de inspiración barroca realizados en zinc, elementos decorativos de gran originalidad. A esta ornamentación se le suman tres placas de cerámica con cartelas y motivos vinculados a la explotación.
El interior del edificio acoge la sala de compresores y la magnífica máquina de extracción encargada de subir y bajar las jaulas por la caña del pozo, cuyo valor radica no sólo en su antigüedad, sino también en su excelente estado de conservación.
La empresa minera Carbones de La Nueva puso especial empeño en la construcción de esta casa de máquinas, y el resultado fue este soberbio edificio de tintes modernistas, considerado uno de los mejores ejemplos de arquitectura industrial asturiana.
Castillete

El castillete es el elemento más característico de la minería del carbón, convirtiéndose en uno de los distintivos más reconocibles de la cuenca minera asturiana.
De todos los castilletes y salas de máquinas conservados en nuestro territorio (Asturias cuenta con la mayor concentración de la Península Ibérica), cabe destacar el Pozo San Luis, profundizado entre 1928 y 1930 por Carbones de La Nueva e integrado en HUNOSA en el año 1968, pasando a desempeñar a partir de ese momento la función de auxiliar del cercano pozo Samuño hasta su cierre definitivo, ya en el siglo XXI.
Inseparable de la casa de máquinas, el castillete es una estructura situada sobre un pozo vertical que cuenta con poleas a través de las cuales corre el cable traccionado por la máquina de extracción, encargada de subir y bajar la jaula minera entre el exterior y las plantas de la mina. El del Pozo San Luis tiene 28 m de altura y es de acero roblonado, y por su relevancia, fue declarado en 2013 Bien de Interés Cultural.
Oficinas

Muestra de la jerarquización social de antaño y lugar donde trabajan los mandos de la empresa, destaca por la presencia de la pagaduría: ventana exterior por la que cobraban los mineros.
Dentro de cada pozo se reserva un espacio para la organización, planificación de las labores de explotación y labores administrativas. En el Pozo San Luis, el edificio destinado a oficinas se distribuye conforme a rígidas categorías laborales y sociales que evitaban el acceso de los mineros con una pagaduría exterior mediante la que se devengaba la paga semanalmente.
Lampistería

Nunca veremos un minero sin su lámpara. Aquí se recargan, reparan y entregan. Pero además, la lampistería es el lugar donde los mineros fichaban y donde se sabía si habían salido del pozo.
La lampistería o lamparería es siempre un espacio estratégico dentro de un pozo y un paso obligado para los mineros en su ritual de entrada y salida de la mina. En los últimos años de la explotación, la lampistería del Pozo San Luis asistía a una plantilla de casi mil trabajadores que en tres turnos, o relevos, trabajaban el día completo.
La ficha personal que identifica a cada minero con un número era entregada al lampistero a cambio de la lámpara como testigo físico de su asistencia al trabajo. Si la jornada laboral finalizaba sin incidentes, todas las fichas del relevo debían haber sido devueltas a sus propietarios a cambio de la lámpara. En caso contrario, saltaban todas las alarmas.
Casa de aseo

El lugar donde comienza y termina la jornada y donde los mineros discutían con libertad sobre su situación, sobre sus derechos y sobre su futuro.
En todo ámbito laboral, el espacio destinado a duchas y vestuario es el lugar de inicio y finalización de la jornada de trabajo, también en el mundo minero. La casa de aseos del Pozo San Luis cuenta con taquillas para la ropa limpia y sucia, escaños para el calzado, duchas, paneles para las fichas personales de cada trabajador y las peculiares perchas. Un singular sistema que permitía a los mineros secar su indumentaria para un nuevo uso.
Taller

Antaño, lugar destinado a la reparación de máquinas y herramientas, este edificio cuenta en la actualidad con una exposición de locomotoras de ferrocarril de diversas épocas y tipologías.
Una vez arrancado el carbón de las extrañas de la tierra, la minería se convierte en sinónimo de transporte por ferrocarril. A lo largo de la historia las vagonetas han circulado sobre raíles tendidos por el interior y el exterior de las explotaciones, arrastrados por mulas, bueyes o los propios mineros en los primeros tiempos.
En el antiguo taller mecánico se exhibe una colección de locomotoras con distintos tipos de tracción, vapor, diésel y batería, que sustituyeron la fuerza de hombres y animales.
Botiquín

La elevada siniestralidad en las minas hace imprescindible la presencia de un botiquín a pie de pozo, donde los mineros heridos recibían una primera asistencia sanitaria.
La mina supone un entorno de trabajo hostil en el que acechan innumerables peligros desencadenantes de graves accidentes y dolorosas catástrofes.
Un trabajo sufrido que se desenvuelve en duras condiciones, a menudo en espacios reducidos anegados de agua. El desprendimiento de costeros, los derrabes, la presencia de gases que producen asfixia como el monóxido de carbono, las feroces explosiones de grisú, el manejo de herramientas y maquinaria pesada, son sólo algunos ejemplos de los factores causantes de la elevada siniestralidad del trabajo minero.
El botiquín del Pozo San Luis, que antaño ofreció asistencia primaria a los mineros accidentados, exhibe una completa colección del material médico habitual en una explotación carbonera.
Carpintería y fragua

De madera y hierro es el interior de las minas. También están presentes aquí los espacios donde se trabajan a golpe de hacha y martillo estos materiales.
La carpintería y la fragua son espacios que no faltan en los pozos mineros. Durante décadas, carpinteros y herreros asistieron a las explotaciones preparando la madera para usar en las labores de interior y reparando todo tipo de herramientas y maquinaria.
En el Pozo San Luis, carpintería y fragua exhiben colecciones completas de útiles, herramientas y máquinas propias de estas instalaciones auxiliares mineras.
Socavón Isabel

Herencia de los inicios de la actividad minera en el Valle de Samuño, esta antigua mina de montaña muestra su monumental portada de piedra y ladrido, fechada en 1904.
La forma de extracción más arcaica y rudimentaria, llamada minería de montaña y conocida popularmente como “chamizos”, explotaba las capas de carbón situadas por encima del nivel de aguas horadando las laderas por medio de pisos horizontales dispuestos en distintas alturas.
Son testimonios de estas antiguas explotaciones el Socavón Emilia, que los visitantes del Ecomuseo recorren en el tren minero, y el Socavón Isabel, ubicado en la plaza del Pozo San Luis, pertenecientes ambos al mismo grupo de minas de montaña.